La berrea del ciervo en Doñana

La confluencia de varios ecosistemas dotan a Doñana de una biodiversidad única en Europa, un vergel en el que conviven distintas especies de fauna como los ciervos. Cuando es más fácil observar a los ciervos en Doñana es durante el periodo del celo del macho, la llamada berrea, que se produce a finales de verano. El mejor momento para ver la berrea es justo antes de caer la noche, cuando los machos salen de sus escondites y van en busca de las hembras.

Se conoce como berrea el periodo de celo del ciervo, debido al sonido gutural que emiten los machos. Cuando comienzan las lluvias después del verano (entre septiembre y octubre, aunque en Doñana puede comenzar incluso antes) los machos se encuentran en su máximo esplendor e intentan adueñarse de un territorio y de las hembras. Establecen una jerarquía a base de bramidos, persecuciones y topetazos con las cuernas ante la mirada de las hembras. Los machos ganadores, que no alcanzan la madurez sexual hasta los 3 años aproximadamente, pueden reunir harenes de hasta de 50 hembras, que pueden ser sexualmente maduras un poco antes.

De no haber fecundación, la hembra vuelve a ovular después de 18 días. La gestación dura unos 235 días, por lo que los partos se producen desde mediados de mayo hasta bien entrado el verano, y suele nacer un único cervatillo, a veces dos. Las crías no se destetan antes de un año de vida, que es cuando comienzan a valerse por sí mismas.

Las astas, la principal arma del macho, caen en marzo y vuelven a crecer. Es un proceso que se repite anualmente y que se identifica con un estímulo de la reproducción.

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