
Así se comporta junio en Doñana
Podríamos decir sin equivocarnos que hay tantas Doñanas como días. Y es que una de las particularidades que definen la idiosincrasia de este parque nacional es su naturaleza mutable, la envidiable facilidad con la que el complejo crisol de ecosistemas y paisajes que conforman esta reserva se adaptan a las condiciones climáticas que se suceden a lo largo del año.
Si quieres hacer una visita guiada a Doñana en junio este es un resumen de lo que podrás encontrarte en el parque:
Todo rezuma vida en Doñana
El parque nacional de Doñana cambia por completo en función de la estación del año en la que lo visites. La Doñana que conocerás en invierno en nada se parece a la Doñana de verano.
Con la llegada de junio a Doñana la escasez de lluvias han comenzado a desecar las zonas inundadas y en breve el calor hará que la zona seca gane en extensión a la húmeda. Doñana habrá cambiado su manto verde por el abrigo amarillo de piornos en flor que trae consigo el verano. El parque en toda su extensión se vuelve seco y polvoriento… pero no por eso su vida se atenúa.
Visitar Doñana en Junio
Este escenario de pasto que comienza a secarse a primeros de junio es el primero que pisan las patitas rojas de los polluelos de perdiz que comienzan a nacer en este mes. En largas filas indias de entre 8 y 12 pollos, estos pequeños siguen los pasos de su celosa madre entre las floridas jaras que salpican de blanco el campo.
Las ciervas también presumen de maternidad en junio, cuando dejan los apartaderos a dónde fueron a parir solas para volver a la vida en comunidad formando pequeños grupos de madres junto a crías. Mientras tanto, la cornamenta de los machos se reconstruye a una velocidad pasmosa, el desmogue anual los deja sin cuernos tras la época de celo, pero con la llegada del buen tiempo ésta vuelve a crecer más grande que el año anterior y tras el verano estará lista para la berrea. No es difícil ver sestear a los ciervos a la sombra de los alcornoques, árboles que por cierto podremos ver desnudos si el año coincide con su descorche ya que ésta labor tradicional comienza a realizarse también en el mes de junio.
Celos y crías de las aves en Doñana
En un trabajo bien distinto anda ocupada una de las aves con un calendario de reproducción más tardío de Doñana. La ganga ibérica arranca su celo con los últimos coletazos de la primavera y en junio se encuentra inmersa en pleno ejercicio de cortejo y reproducción.
En este tiempo, las zonas de marisma que aún continúan inundadas siguen siendo el territorio de aves como los fumareles cariblancos, las pagazas piconegras y los charrancitos. Comparten humedales con otras aves que se encuentran en el tramo final de cría de sus polluelos como son las garzas imperiales, las canasteras, las garcillas cangrejeras y bueyeras, las garcetas comunes o el vistoso morito.
Las aves rapaces tampoco pierden tiempo: los polluelos del águila culebrera abandonarán el nido en junio y los pollos del águila imperial cambian drásticamente su tamaño y aspecto por otro mucho más acorde al entorno parduzco y amarillento que en breve será su hogar.
Si quieres visitar el Parque Nacional de Doñana al completo, puedes reservar una de nuestras visitas guiadas. Recorremos todos los ecosistemas, incluidas playas y dunas, para que conozcas en primera persona las maravillas de este espacio natural único en el mundo.